miércoles, 2 de enero de 2019

Que lo mejor del 2018 se quede en 2019


Esas enredaderas que se extienden por una fachada. El dibujo que forma una placa de hielo cuando se resquebraja. Las piezas de dominó conectadas para poder dibujar su particular mosaico. Siento que el 2018 tuvo esos mismos efectos, se extendió a muchos rincones de la vida, dándoles luz. 

La belleza de esos dibujos es la misma que los efectos provocados por ese año que nos ha dejado. El sol ha entrado de lleno en el 2019, noto la luz encendida, creo que ha cumplido bien lo que le pedí: que hiciera bien el relevo.



Estos últimos días los hemos pasado en La Puebla de Don Fadrique, en Granada. La otra noche debatíamos entre amigos dónde estaba la Villa de Fadrique. Acertó Ángel que, muy seguro, dijo: Toledo. Conocer pinceladas de la historia de los pueblos donde estoy o por donde paso me fascina. 

La reunión fue en el bar de moda del pueblo, La Bolteruela, que lleva el nombre de un antiguo caserío de la zona. Las aldeas de Bugéjar, Lóbrega, Toscana o incluso, algo más lejano, Canal de San Clemente,  guardan un misterio que embelesa a los forasteros como yo, son lugares que me gusta visitar. Donde no se escucha nada más que el viento. El otro día pasamos por el Puente de las Ánimas. ¿No os parecen todos los nombres encantadores?


Uno de esas pequeñas poblaciones se llamaba Duda. A punto de acabarse el año, sin saber qué nos deparará el siguiente, me resultó paradójico encontrarnos con aquel cartel pero, como he leído estos días, si de todas formas el nuevo año hará lo que le dé la gana, para qué preocuparnos con antelación. ¿Para qué pre sufrir?, como comentaba el otro día un amigo.



Deseo que el 2019 siga regalándome instantes de esos que se lleva la marea para luego volver a acariciar mis pies en esos paseos por la playa. Aún me queda cumplir algunos caprichos terrenales y romper con ciertos miedos. 


Cuando pienso en el final de una etapa siempre recuerdo una noche fría de San Juan en la playa, y a mi tía arrojando al fuego su rebeca. Se la quitó como si le quemase en la piel. Al principio pensé que era una chiquillada o locura transitoria, hasta que me fijé en su mirada. Era la de alguien que acababa de soltar lastre y que lo había decidido allí mismo, bajo la presión de una necesidad brutal. Al segundo, de la prenda ya no quedaba nada, y a pesar del frío ella siguió en llamas. 


Quizá exista un pódium de las mejores experiencias. Esas que colocarías en la vitrina de los recuerdos de cada año. Gracias 2018 por enseñarme.


Que sienta muy bien volver donde has sido feliz. Que aún quedan cosas allí por descubrir. Que hay muchas maneras de vivir un lugar, aunque se haya visitado cientos de veces. 



Que es posible trabajar en lo que te gusta y necesario recordar que debes apostar por ti misma. Nunca olvidaré el 24 y 26 de diciembre porque pude decir eso de “Se lo contamos aquí, en Andalucía Directo”.


Que retomar la afición que te enriquece como persona es necesario. Pinta, escribe, aprende a tocar un instrumento. Existen pasiones para las que es vital y saludable sacar tiempo. Con los talleres de escritura creativa quité telarañas que no quiero que vuelvan a formarse. Limpia todo aquello que mantenías escondido.


Que es aún más mágico leer aquellos libros que suman experiencias a la época que estés viviendo, como toparte por fin con esa fragancia que te reconcilia con los poros de tu piel.


Cuando algo no quieres que se acabe y está en tu mano hacer que, de alguna manera, continúe, en realidad es fácil. Las escusas o escudos en realidad se ríen de ti. Y cuando te libras de ellos, te conviertes en un pájaro que puede poco a poco ir escalando con sus ágiles patitas las ramas de esa enredadera de momentos que han ido construyendo el hogar de tu felicidad. 

Las aves se paran a contemplar la panorámica. Se agarran a una rama, en calma, a disfrutar. Y continúan, entre picoteos, su camino rama a rama. En cada vuelo y destino siempre miran hacia adelante. Seamos aves y volemos. Construyamos nuestra enredadera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario