domingo, 9 de marzo de 2014

Conocer nuestra tierra

Me resulta curioso que las personas siempre estemos dispuestas y deseosas de viajar a conocer otras ciudades, culturas, costumbres y otros monumentos, sin apenas conocer todo eso que se encuentra en el sitio donde vivimos y que aún desconocemos. La historia de nuestra tierra, la que respiramos cada día desde que nos levantamos, es toda una desconocida para la mayoría, sin embargo siempre ansiamos marcharnos a descubrir horizontes nuevos, cosas que queremos ver. No deja de resultarme curioso que no dediquemos algo de tiempo a visitar aquellas cosas que tenemos a un paso de nuestras casas.

El jueves pasado un grupo de niños, creo que eran finlandeses o noruegos, visitaron el almacén de manipulado de alimentos donde trabajo. Iban acompañados por un par de maestros y recorrieron una a una todas las máquinas y zonas de envasado. Ataviados con gorros y batas blancas, por normas de calidad e higiene, los pequeños asomaban sus cabecitas mirando embobados cómo los cherrys caían dentro de las tarrinas, que parecían "cerrarse solas", y etiquetarse con una rapidez inesperada ante sus inocentes ojos. 

Me puse a recordar aquellos sitios donde había ido de excursión cuando era pequeña y me pregunté cuántos colegios de Motril habían visitado también el almacén. A mí me hubiera gustado ir con mis compañeros a visitar sitios de Motril, y en alguna ocasión lo hicimos, pero siempre era más usual irse fuera. Recuerdo viajes organizados a la piscifactoría de Río frío, a la iglesia redonda de Montefrío... He empezado a pensar mucho estos días sobre esto y creo que deberíamos inculcar a los niños el amor y el interés por su tierra desde que son pequeñitos. A mi me hubiera gustado que lo hubiesen hecho conmigo, en casa y en el colegio.

Confieso que aún tengo muchas cuentas pendientes con la historia de Motril, y poco a poco quiero empezar a saldarlas. Y, casualmente esta semana, quedé con mis amigos en hacer una visita a la bodega Ron Montero de Motril, uno de los sitios que estaba en esa lista de lugares motrileños a visitar. Una amiga mía, que trabaja desde hace unos meses como guía turística, llevaba mucho tiempo intentado convencernos para ir. Siempre insistía pero al final nunca planeábamos un día concreto. Por fin, hemos dedicado un ratito del fin de semana a conocer algo más de la historia de nuestro ron más famoso, que hace mucho tiempo que traspasó nuestras fronteras, alcanzando un éxito tremendo en países como Alemania, Italia y Bélgica, donde se distribuye actualmente.




Y aquí estoy yo en la entrada a la bodega, uno de los rincones más bonitos, con ese mural gigante de la seña de identidad Montero, la etiqueta que podemos encontrar en la botella de Ron Pálido.

Sin deseos de desvelaros sorpresas ni de descubriros anécdotas, para que seáis vosotros mismos los que la visiteis y os maravilleis con su historia, solo os contaré que llama la atención su carácter tradicional que siempre ha estado ligado a la familia del ron motrileño. La forma en la que siempre se han mantenido fieles a su elaboración, manteniendo su sabor de toda la vida. Un ron que se presentó en Bélgica, en su formato Gran Reserva, y que fue criticado por "el feo aspecto de la etiqueta" de la botella, simplemente porque era sencilla en su diseño,y que allí mismo acabó ganando un premio que lo reconocía como uno de los mejores rones del mundo.








Fijaros en esta botella tan bonita, especial porque la bodega está de celebración por su 50 aniversario, motivo por el cual celebraron hace tiempo un concurso de diseño de botellas para sus rones, de entre ellos, cinco fueron los elegidos para tener el privilegio de ver sus diseños comercializados. Nosotras  nos hemos fotografiado con algunos de ellos.





Y actualmente está en funcionamiento la Ruta Gastronómica y de Coctelería del Ron Montero, como resultado de la coincidencia de la celebración del Milenio del Reino de Granada con el 50 aniversario de la bodega. En dicha ruta participan más de 60 establecimientos de toda la Costa Tropical, que han creado platos, cócteles y dulces elaborados con Ron Montero.

Este ron tan especial es sólo una muestra de que el clima y los productos de gran calidad, como es la caña de azúcar, hacen único a Motril. Me alegra que sigan existiendo personas que continúan trabajando porque se potencie el turismo de la zona y toda la riqueza gastronómica de la costa granadina.

Os recomiendo que, si no lo habeis hecho ya, os acerquéis a la bodega Ron Montero, que está abierta al público de lunes a sábado a las 12 horas, momento en el que se puede hacer visitas guiadas y gratuitas, y también degustar los exquisitos rones que se comercializan.



Nosotros ya hemos dejado nuestra dedicatoria en su libro de firmas, os invito a que dejéis las vuestras.
Continuaré por supuesto saldando mi deuda, con esa lista de sitios de Motril que tengo que visitar. Y, por supuesto, compartiré con vosotros esos momentos en este blog.

Un abrazo¡¡