sábado, 2 de junio de 2018

La vida es una canción de Shakira


En estos momentos parezco un cuadro de Frida Kahlo. El fondo de la pared rojo, la libreta llena de frases inteligibles a modo de alfombrilla, la mascarilla de karité extendida por el rostro, el estrecho pañuelo anudado a la garganta y los remordimientos atravesándome el cuerpo como puñales. Mis Pies descalzos y Sueños blancos podrían completar el lienzo. 

La vida es una canción de Shakira, las que escribía antes cuando “buscaba ladrones” y contrataba el “servicio de lavandería”. Siempre me he preguntado qué quiso decir con "sueños blancos". Y justo, mientras escribo, miro estas letras que van borrando el blanco de este documento. Quizá crear es el verbo que buscamos cuando intentamos obtener cualquier respuesta.

Mi desazón es por culpa de mi nueva afición: Posponer cosas importantes. Siempre debemos hacer caso a los nudos. A los de la garganta, a los del estómago. Para mí son amigos de la intuición. Porque cuando tengo nudos, la cabeza directamente me alerta de que algo ocurre. "Todo dolor físico, tiene un significado emocional", leí alguna vez. Quiero que CREAR sea mi nueva afición.
 

Siempre intento guiarme por esos nervios "buenos", esos que te dicen qué quieres ser o hacer en la vida. Que, por cierto, ¿Por qué serán a veces tan complicados de descifrar cuando debemos tomar decisiones?. Todo está en blanco antes de ese instante, antes de escribir tu historia. Todos somos actores en el backstage justo antes de la función, deseando compartir con el público pero aterrados por el vértigo de lanzarnos, por la crítica de si saldrá bien. Por eso me causa tanto dolor el posponer. Lo fácil es quedarse tras el telón, pero lo fácil duele.

"El éxito está detrás del miedo, hay que ir destruyéndolo hasta que desaparece". Así nos inspiró la periodista Ana Rufián hace un par de semanas en un curso de reporteros de televisión. Reviví esos instantes en los que se encendía la cámara, me daban la señal y comenzaba a dejar atrás el silencio (el blanco) para contar alguna historia. No sé si Rufián se dio cuenta de mis ojos vidriosos en algunos momentos oyendo sus consejos, clavada a la silla. 


A veces los nudos te hacen llorar cuando llevan clavados demasiado tiempo. Esa certeza de que la emoción que sientes al pensar en algo muy concreto puede significar la apoteosis. Todo es posible por muy alto que sea el rescacielos.

Me viene a la cabeza a Rouss, en la Bienal de Venecia, con su cámara en la mano fotografiando arquitectura, extrayendo magia de las formas. Cuántos nudos se te habrán hecho con cada amanecer en la ciudad de los canales. Pensando en qué tenías que inmortalizar y cómo. Soñando previamente lo que luego se haría realidad.


                                                             Imagen Subliminal (Miguel de Guzmán + Rocío Romero)

A menudo mi madre no encuentra la prenda que busca en las tiendas de ropa. Ni se preocupa. Saca el papel de seda, lo extiende y lo coloca encima de ese mapa lleno de líneas y coordenadas de diferentes colores. Busca con el bolígrafo los trazos necesarios y los calca. Engancha tela y papel con los alfileres. Lo que yo tardo en entender aquel tropel de líneas ella ya se afana en hilvanar cada costado o delantera. Imagino cómo debe ser el sentir algo tan tuyo sobre tu piel.  Sabiendo que nunca habrá otro vestido igual en el mundo, ni otra emoción comparable. 

Cada uno deberíamos recibir una inquietud como un regalo que debe abrirse ipso facto.  Porque la respuesta es "ahora". La vida es un solo un acto donde nuestro papel lo define esos mismos nudos que aparecen y se extienden por todo el cuerpo. Los que no te dejan respirar ante el abismo. 


Ese nudo es tu estado de ánimo, tu inquietud y tu vértigo. Síguelo hasta la raíz donde se unen las piezas. Los instantes son oportunidades que se desbordan como el agua en caída libre provocando el arco iris, ese fenómeno del que nadie puede ver el fin.

Quizá esto te ha hecho pensar en algo, algo que sabes que no puede esperar.



 "Y ahora estás aquí queriendo ser feliz, cuando no te importó un pepino tu destino", Shakira