domingo, 27 de julio de 2014

Madrid

Madrid es algo más que la propia fantasía de encontrarte a lo más variopinto del famoseo español o, incluso internacioanal, por sus calles. Es mucho más que ver andando a Marta Hazas hablando por el móvil por Preciados, a Paco León comprando en un Mercadona, a Mario Vaquerizo abriendo la nevera de un chino para coger una cerveza o a la pareja del momento, Dani Rovira y Clara Lago, cogiendo su moto en Chueca, dispuestos a sortear el tráfico madrileño.

Todo eso está muy bien, puede llegar a ser incluso emocionante si alguno de ellos es tu ídolo o si lo admiras por su carrera profesional o, si simplemente te hace gracia el hecho de ver que son de carne y hueso y buscas la foto de recuerdo o para chulear en el Facebook ante tus "amigos". Madrid es mucho más que todo eso, aunque un anuncio publicitario en mitad de la Latina intente hacer un juego de palabras entre las estrellas del firmamento, las que salen por la tele y las que categorizan la cerveza de turno.

Madrid es sentarse a comer en cualquier terraza con un edificio enfrente que respira historia, y cuya fachada hace que ignores completamente las olivas que te han puesto de "tapa", a pesar de que ya va picando el hambre. Es hacerte disfrutar a la sombra de árboles centenarios, en un paseo por el embarcadero o en un romántico recorrido por los interiores del Palacio de Cristal en el Parque del Retiro. 





Madrid no es solo Cibeles, la Puerta de Alcalá o ir de compras tomando como punto de partida la Puerta del Sol. Madrid es perderte entre los cientos de puestos del rastro de La Latina, comer auténticas delicidas en el bello Mercado de San Miguel, es vivir emociones en Callao, donde un día te han montado un sarao con el estreno de una peli, el Orgullo se monta una fiesta espectácular o de repente te encuentras una bolsa gigante (aunciando algo) en mitad de la plaza. 

Madrid es adentrarse en la historia del templo de Debod, visitar el Guernica en el Reina Sofía, contemplar el Palacio Real y la Catedral de la Almudena, mientras el sol ilumina cada uno de los detalles de sus fachadas. Es perderte por los bares de Lavapiés o pasear por la noche por el barrio de las Letras, mientras vas leyendo piezas de nuestra literatura escritas en sus calles, al mismo tiempo que llegas a plazas con fachadas iluminadas y un tumulto de gente en las terrazas disfrutando de la ciudad.

Madrid es tener un encuentro con una gran variedad de barrios con encanto que invitan a recorrerlos de principio a fin. Es una ciudad que te pide a gritos un calzado cómodo porque ansía que la recorras maravillándote por cada rincón pintoresco con el que te vas topando por el camino. Madrid es el encuentro entre las más amplias opciones de disfrutar del arte, la gastronomía, la gente y la cultura y las ganas de descubrir constantemente más y más lugares que te dejan sin habla. 



Mi llegada a la capital española fue un plan que vino totalmente por sorpresa, prácticamente fruto de una decisión importante que tuve que tomar de un día para otro. En mi caso, apenas contaba con una semana para organizar mi viaje, buscarme un sitio "digno" para pasar un mes y encontrar dónde estaban los sitios en los cuales nos iban a impartir clase para, por lo menos, tener un control de mis objetivos predilectos dentro del enorme callejero madrileño. 

Debo confesar que escoger un habitación de alquiler casi a ciegas, solo guiándote por unas fotos que, a la legua se notaban bastante retocadas, es un poco arriesgado. Era solo para un mes, me dije, así que desde la distancia pagué mi alquiler. Si tenía un lugar para vivir, todo lo demás vendría rodado, pensé. Y así fue. Luego, claro, te encuentras con cinco compañeros en un piso viejo y pequeño, sin salón, y con un colchón  que se empeña en actuar de embudo, hundiéndose por el centro. 

Lo más curioso de todo es cuando vas a la cocina y te encuentras con que se ha acabado el jabón para fregar los platos y alguien ha puesto en su lugar el que hay en el baño para lavarse las manos. Y así, mil anécdotas que denotan que la cadena humana para ir comprando uno a uno las cosas en común para el piso, con forme se van gastando, se ha roto en algún punto.

No cabe duda que Madrid es una caja de sorpresas. Es tan grande y está tan llena de posibilidades, de cosas que hacer, que conocerla en profundidad puede llevar años. Un mes no da para mucho, pero si sabes aprovecharlo bien, puedes llevarte de vuelta a casa un baúl de recuerdos, vivencias, amigos y paisajes urbanos que permanecerán en tu memoria siempre. Un solo día en la ciudad te cambia por completo la manera de ver el mundo, porque entiendes que existe una belleza que antes desconocías, aunque sea sentada en las escaleras del edificio de telefónica.


 O volviéndote loca en el buffet de sushi...


O invadidos por el arte en el edificio Centro Centro del Ayuntamiento de Madrid...


El mes ya va dando sus últimos coletazos... y, como veis no me lo estoy pasando nada mal, porque intento hacer un poco de todo, aunque centrada sobretodo en mis clases. 

El reloj ya marca una distancia cada vez más pequeña entre yo misma y mi despedida de la ciudad. Me espera una semana más de sorpresas porque Madrid nunca sabes qué te va a deparar y eso es lo que la hace excepcional.

Feliz Semana a todos :)