domingo, 13 de abril de 2014

Cumplir 30

Hay una frase de la película ´Mi vida sin mí´ que, sin ningun motivo en particular, recuerdo mucho últimamente. "Me gusta el frío porque me hace sentir viva". La dice la protagonista, Ann, que vive sus últimos días de vida debido a una enfermedad, y decide dedicarlos a hacer todas esas cosas que le gustan y que le quedan pendientes, para morir con sus deseos cumplidos. Esta película me encanta porque te hace abrir los ojos ante las cosas importantes. Un drama con alto poder emotivo pero cargado de mensajes que dan que pensar sobre la vida.

Una de las evidencias y cosas inevitables de seguir viva, es cumplir años. Los 30 me parecían muy lejanos en el tiempo, sin embargo, qué rápido aparecen sin darte cuenta. Al principio no quería que llegaran porque significaban el fin de una década muy especial para mí. La veintena supuso el estudiar lo que me gusta, vivir por primera vez fuera de casa, la primera vez que trabajé, cuando conocí a Ricardo, el nacimiento de mis sobrinos y mi primilla,  pasar un tiempo en el extranjero, los viajes que he hecho con mi familia y mis amigos, los primeros fracasos y decepciones, importantes triunfos, todas las personas que he conocido, las primeras bodas de amigos, las de mis hermanos...

Cumplir años no tiene mayor trascendencia hasta que abandonas los veinte. Son ellos los causantes de las experiencias que van haciendo que madures como persona y, es en los treinta, cuando ya empiezas a saborear sus frutos, cuando eres consciente que la inocencia y "despreocupación" de la juventud va desapareciendo, para vivir las cosas desde otra perspectiva.

Sobre mi nacimiento, lo que más me gusta son las anécdotas que cuentan mis padres. Cuando mi madre, que estaba teniendo fuertes dolores, escuchó a la comadrona decirle: -yo salgo de trabajar a las 8 y tu vas a salir conmigo. Y cuando mi padre se empeñó en llamarme como mi madre, Paqui, a pesar de que ella hubiera preferido otro nombre.

Cumplir años rodeada de personas que te hacen sentir especial es algo que no podría describir ni en un millón de post como éste. El pasado sábado, el 12 de abril, cumplí 30 años. Una compañera rompió la rutina de lo que iba a ser un sábado de trabajo más, al aparecer con una preciosa mariposa de gomaeva hecha por ella misma como regalo de cumpleaños. Si lees esto, gracias Lorena. El saber que tienen esos detalles contigo sin más, solo porque eres tú y es tu cumpleaños, es algo que ninguno de los que tenemos la suerte de disfrutarlos podemos trasladar con palabras. 
 
Cuando tu hermana lleva dos días planeando una fiesta sorpresa para tí, ajena a que tu disloque de horarios de trabajo está complicando la organización, y luego saber además que ella y tu madre han estado haciendo flores de papel para adornar la terraza, comida para todos, comprando las cosas y así un largo etc. Eso es algo que nunca podré agradecerles lo suficiente. Simplemente debes poner a esas personas en lo más alto, porque sin ellas tu vida estaría vacía, y no porque te preparan una fiesta, sino porque invierten tiempo en que tú seas feliz.

Porque no piensan en las horas que están dedicando en tí, sino que les mueve el imaginar la cara que pondrás cuando entres por la puerta y veas a todos tu amigos allí, sin tú esperarlo, y simplemente por tí, porque es tu cumpleaños. Y con ese instante, con tu felicidad, ya ellas se olvidan de todo, porque tú eres lo más importante. Ante todo eso sólo puedo deciros GRACIAS, porque lo demás sólo se puede decir con abrazos, besos y cariño, con cosas que se demuestran en el día a día, con el tiempo...y voy a intentar corresponderos como os merecéis, devolviéndoos cada minuto de felicidad que me regaláis, por cada cosa que hacéis por mí todos los días que no son 12 de abril.

 

Que tu chico te lleve a dar una vuelta, sin decirte nada de la sorpresa, convirtiéndose en el perfecto cómplice, para luego guiarte hacia ese momento en el que entras y oyes ¡sorpresa!. Que te regale una entrada para ir a ver los delfines, porque una vez escuchó que era una de las ilusiones que tenías. Que haga eso sin sospechar que la mayor ilusión del mundo ya se cumple sólo con que me coja de la mano.

Y gracias a Antonio y Silvia por el trasfondo de esto:

 


Las personas y experiencias que te hacen sentir viva, existen para que el mundo merezca la pena. Gracias a todos los que de una manera u otra me han felicitado por mi cumpleaños, y sobre todo, gracias a todos lo que, aunque no están nombrados aquí, saben que son parte de lo que he querido decir en este post. Por vuestras llamadas, emails y palabras de cariño. Me da igual que lleguen los 30, lo que no quiero es llegar hasta el final sin ninguno de vosotros.