martes, 17 de diciembre de 2013

Llega la Navidad

El 2014 ya asoma la cabeza y quería aprovechar la cercanía de la Navidad para desearos a todos los que leéis todo lo que escribo, unas muy felices fiestas. Quiero daros las gracias por todo este año en el que me habeis dado tanto apoyo, dándole vida a este blog. Sin vosotros, que abrís este enlace cada vez que comparto una nueva entrada, sin vuestros comentarios ni vuestras muestras de cariño, sin tantos instantes especiales...sin tantas cosas...esta pequeña ventana a mi universo particular no tendría sentido.

Hablando de la llegada de la Navidad, hoy quería hablaros de algo que me ha hecho reflexionar mucho.  Este medio día en las noticias de canal sur radio comentaban el sentido que le da la gente a las navidades. Cómo lo que para unos son días bonitos y felices, para otros son fechas tristes y melancólicas. Para documentar la noticia, varios psicólogos valoraban la situación y aseguraban que muchas personas acudían a sus consultas buscando ayuda para superar esa tristeza.  En su opinión, la Navidad es frustrante para aquellos que se crean muchas expectativas que luego no se cumplen. Aconsejaban ser fiel a uno mismo y vivir estos días sin dejarse llevar por tantos tópicos navideños.

Desgraciadamente aun seguimos inmersos en una situación que impedirá que muchas personas disfruten de estas fechas como podemos hacerlo el resto, a pesar de haberse esforzado hasta la extenuación porque las cosas mejoren en sus vidas. Aun así creo que siempre hay alguna razón para sonreír, y a eso es a lo que hay que agarrarse. Con árbol de navidad o sin él, con regalos o sin ellos...la ilusión y las ganas de que todo cambie a mejor no deben faltar nunca.

Un año más tengo que dar las gracias a la vida por seguir celebrando la navidad con los que quiero. Por tener salud y trabajo, por tener miles de razones para sonreír.

En mi casa ya ha llegado la navidad...fijaros que adornos hace mi madre. Lo primero es una una bota de fieltro que nos hizo a cada uno con nuestro nombre, lo segundo una guirnalda que cuelga en una columna del salón, y el lazo es uno de tantos se le ha ocurrido mientras adornábamos este año el árbol. Y ha quedado precioso.








Y por supuesto, este año, la gran sensación es su angel hecho de goma eva :)


Y otra de las cosas en las que se nota que es Navidad, es que los centros comerciales abren en domingo, casualmente mi único día libre de trabajo. Así que cojí a mis dos niñas y me las llevé a pasar el día juntas, que hacía mucho que no quedábamos :D y lo pasamos genial.



Acordaros de sonreír siempre, pase lo que pase¡¡¡hasta pronto¡¡¡¡

FELIZ NAVIDAD


domingo, 3 de noviembre de 2013

Fábrica de decisiones

Como por desgracia nos pasa a muchos, yo le doy muchas vueltas a las cosas. Confieso que hay veces en las que no logro conciliar el sueño machacando pensamientos en mi cabeza. Lo que más odio es revivir cosas del pasado, es sufrir innecesariamente por acontecimientos que dolieron pero que ya pasaron. Lo que más adoro es saber a día de hoy que esas cosas, aunque siguen doliendo un poco, me han llevado por un camino que me está dando experiencias nuevas. Solo estoy segura de una cosa, las decisiones me hicieron madurar, y siguen siendo parte de quién soy y de qué quiero llegar a ser.

Solo sé que todas las decisiones que tomamos en la vida nos abren el camino a experiencias que, en otras circunstancias, no habríamos vivido. En respeto a ellas, no debes arrepentirte de haber escogido una u otra cosa porque lo que importa es el hoy, es el lugar en el que estás gracias a esas decisiones. Y, he estado pensando en que, en estos tiempos, si la crisis nos obliga a decidir, debemos hacer que esas decisiones merezcan la pena.

Hoy he visto la entrevista del programa Salvados, en la que el presentador, Jordi Évole, le preguntaba al periodista y escritor, Arturo Pérez-Reverte, por los políticos, el movimiento ciudadano y la época de crisis en la que vivimos. Me ha encantado una cosa que Reverte ha dicho:  “Si ha habido una ocasión para que el hombre sea mejor, paradójicamente la estamos teniendo ahora”. Él hablaba sobre todo de la importancia de educar a una generación en la austeridad, en la importancia de tener unas zapatillas nuevas, en el valor de un euro. En educar a los futuros políticos para que sean mejores el día de mañana. Todo eso me ha hecho reflexionar y pienso que estamos, por tanto, en el mejor momento para decidir ser mejores personas y para educar mejor a los nuestros.

Personalmente creo que a día de hoy, la crisis es la mayor fábrica de decisiones del mundo. Hay quien se arriesga a hacer cosas que jamás hubiera podido imaginar ser capaz de hacer. Otros intentan hacer realidad ese sueño o proyecto que había dejado aparcado por falta de tiempo. Los que dejaron sus estudios por desgana o falta de empuje en su momento, hoy vuelven a retomarlos con ilusión. Barrios enteros se vuelcan con sus vecinos ante una llamada de solidaridad, sin saber que, muchas de las personas a las que ayudan, decidirán ser mejores personas para devolver tanta generosidad. Quiero creer que los seres humanos elegirán ser mejores, y por lo tanto decidir nuestro futuro poco a poco escogiendo un camino que nos haga felices.

Yo tengo muchas cosas que agradecer a la crisis. Es cierto que, por su culpa, aun no puedo ser lo que quiero ser, pero también es verdad que gracias a ella estoy planteándome cosas que nunca me hubiera planteado y que he conocido a personas, estado en sitios y vivido momentos que de otra manera no hubieran existido en mi vida. Sobre todo y respeto a lo que la crisis me ha abocado, estoy aprendiendo a aprovechar las oportunidades que me brindan los malos tiempos. Y aprender es duro pero te ayuda a ver las cosas que antes desconocías.

Si otras cosas hubieran ocurrido y si nada hubiera cambiado, ahora mismo no sería lo que soy ni estaría haciendo lo que hago. Si no me hubiera equivocado, arriesgado, sufrido, llorado, concienciado...nunca hubiera empezado a descubrir quién soy en realidad ni hubiera aprendido de mis errores. 

Los malos tiempos traen cosas buenas al igual que las decisiones. Ya corre de nuestra cuenta ver la botella medio llena o medio vacía.


lunes, 14 de octubre de 2013

Más que un pregón

Mi experiencia como pregonera de las fiestas de las Angustias no ha podido ser más enriquecedora. Fue una noche tremendamente especial. No sabría ni por dónde empezar. Desde aquí quiero agradecer a toda esa gente que, sin saber hasta qué punto, ha logrado que este fin de semana sea uno de los mejores de mi vida.

Hace mucho tiempo que sabía que iba a a ser pregonera de las fiestas de las Angustias. A pesar de las dificultades que encontré en los días previos, por cuestiones de horarios de trabajo y demás, yo sabía que tenía que hacer lo que estuviera en mi mano para no faltar a la cita, porque significaba mucho para mí, y, al final, pude estar y pude disfrutarlo.

Nada más saber la noticia de que me brindaban este honor, los nervios típicos que repican en el estómago comenzaron a hacer de las suyas, faltaba aún mucho tiempo para la cita pero era mucha la responsabilidad. Aun así, no cabía duda, me encantaba la idea de poder trasladar todos los recuerdos que tengo de este barrio y de su gente y hablar de ellos, fusionándolos con mi experiencia como camarera de la virgen, en un texto que mereciera convertirse en pregón. Gustó, y ahora estoy saboreando emociones de esas que no se olvidan, de esas que dan energías para continuar.

Las fiestas de barrio son una oportunidad de oro para pasar más tiempo con tus vecinos, con personas con las que, por culpa de las prisas del día a día normal y la rutina del trabajo y la casa, nunca te da tiempo a establecer ninguna conversación decente, porque te pilla en el super con prisas y saludas y te vas o preguntas por la salud, por familiares y se queda ahí. En la plaza donde se celebraron las fiestas todos nos reencontramos y pudimos por fin hablar y reír, bailar y disfrutar de tiempo de festejos y verbena.

Hay infinitas razones para sentirme agradecida por esta oportunidad que he tenido. Y es que cuando una se encuentra en una situación delicada, en la que no encuentra lugar como periodista ni comunicadora, poder subirse a un escenario para leer en público algo que ha escrito sobre su barrio al que tanto quiere y delante de tanto público, lo que se siente es una mezcla de sensaciones que no se pueden explicar. Fue un cúmulo de cosas, fueron muchos factores que se unieron. Yo estaba allí arriba, sentía que el público escuchaba y se sentía identificado, asi que ya con eso el objetivo estaba cumplido.



Qué más decir sobre ese viernes 11 de octubre, sobre esa noche mágica...que, otra vez GRACIAS.

Llega el lunes, pero llega con el recuerdo de todo un fin de semana cargado de buenos momentos: pregón, romería, procesión...y así da gusto comenzar la semana, sabiendo que una se ha llevado tantos buenos momentos...tanto cariño de los suyos...VIVA EL BARRIO DE LAS ANGUSTIAS¡¡¡¡¡¡¡

Os regalo un trozito de pregón, espero dentro de poco poder compartir el vídeo con vosotros.



Virgen de las Angustias, maravillosa…
Patrona de un barrio que te adora
Cuyas calles paseas esplendorosa y radiante
Acompañarte en tu paso, es una emoción indescriptible,
Cuando suena la música y bajas de tu ermita,
Cuando el gentío se confunde con tu majestuoso manto y grita
¡¡viva la Virgen de las Angustias, Viva¡¡
Y la orquesta toca tu música y tu trono baila a su son
Y todo el mundo aguanta la respiración porque quiere verte salir, desea tocarte o pasear contigo por tus calles y aclamarte mientras te baña de flores y rezos…
Virgen de las Angustias, vivimos contigo tus días grandes.
En tu novena todos te rendimos homenaje.
En la calle, todos te cantamos bajo el brillante sol de la mañana,
mientras acariciamos tu manto y pedimos por los nuestros,
mientras pensamos ¡qué bonita que eres, Virgen de las Angustias¡¡







martes, 8 de octubre de 2013

Destino o casualidad

Hay libros que te cambian la forma de ver la vida. Hace años leí el Alquimista, de Paulo Coelho, una de esas novelas indispensables para empezar a creer que todo es posible, que, bien pensado, leerlo no vendría nada mal en los tiempos que corren. "Cuando deseas algo el universo entero conspira para que lo consigas", una cita grandiosa para un libro tan hermoso que logra cortar la respiración. No hay que quedarse en su tradacción literal, con eso Coelho solo pretendía hacernos ver que cuando pones tu empeño en conseguir algo y cuando te esfuerzas en ello, al final la suerte, el azar, o un empuje misterioso que no sabes de donde viene, hace que ese sueño ya no sea tan imposible.

Y, curiosamente, hace unas semanas viendo el primer capítulo de la la serie Vive cantando, uno de los personajes, que presume todo el tiempo de ser optimista y que sostiene que todo en la vida es posible si se le pone empeño, decía que si deseas algo con mucha fuerza al final se cumple.

Hoy no voy a hablaros de libros ni de series de ficción, sino del mundo real, de casualidades, de destino, de azar, de un universo conspirador que asusta a la vez que fascina. Una historia con un inesperado e increíble final feliz, a pesar de haber perdido toda esperanza.

Imaginaros... Un hombre pierde a su esposa y va todos los días al cementerio a visitarla, la echa de menos e ir allí es lo único que le consuela. Con esa estampa podemos hacernos una idea del día a día del hombre, de su pena y de ese amor que durante muchos años pudo tener entre sus brazos. En una de sus visitas al cementerio ese hombre pierde su anillo de boda, aquel que nunca se quitaba, que iba con él a todas partes como recuerdo de su gran amor.

Apenado por lo sucedido, el hombre lo contó en sus círculos más cercanos, sin parar de repetir la gran pena que sentía por haber perdido algo tan valioso para él. Un día acude a su cita con el podólogo y allí vuelve a relatar el percance sufrido, no puede hablar de otra cosa. En ese mismo momento, en la clínica, habían puesto la emisora local del pueblo. Nunca la ponían pero dió la casualidad de que ese día estaba sintonizada. Tras el relato del señor, el podólogo escucha a la locutora anunciando que había sido encontrado un anillo en el cementerio del pueblo y que buscaban a su dueño. Tras haber escuchado, apenas minutos antes, la historia del hombre, no daba crédito a lo que oía. No se lo pensó dos veces, descolgó el teléfono y llamó a la radio, tenía a su lado al dueño de tan ansiada joya, la descripción del anillo no dejaba lugar a dudas, era el suyo. El hombre recuperó su recuerdo. El destinó conspiró y quiso que recuperara el anillo perdido.

Quiero creer que fue el destino el que hizo que ese hombre entrara en esa clínica contando lo que le había pasado, poco antes de que la locutora anunciara el anillo perdido a través de una emisora, que nunca solía ser sintonizada en esa clínica, y que precisamente el podólogo en cuestión lo escuchara y fuera tan buena persona como para llamar y molestarse en confirmar que el anillo efectivamente era el del hombre apenado. Quiero creer que el universo confabuló a su favor y en favor de los que desean algo con tanta fuerza que al final logran conseguirlo.
Quiero creer que las casualidades también existen por alguna razón, para lo bueno y para lo malo. 

domingo, 8 de septiembre de 2013

Antonio y Silvia


Hay una foto enmarcada, que custodia mis noches y vigila mis sueños. A los pies de la escalera blanca que accedía a la casa de nuestra infancia, sentados y sonrientes, mi hermano Antonio y yo posábamos para la cámara con la inocencia de unos niños que se ponen frente al  objetivo. Para la instantánea, él puso su brazo por mi espalda mientras yo me encogía tímida y sonriente.  Ese gesto de protección  me ha acompañado toda la vida, porque he tenido la gran suerte de tener dos hermanos mayores que me han cuidado desde niña.


Seguramente todos recordamos dónde estábamos o qué hacíamos cuando Silvia y Antonio nos anunciaron que se casaban. Yo acababa de llegar del trabajo y me los encontré por sorpresa en casa, estaban reunidos en el salón junto a mis padres y mi hermana María. El cansancio quizás no me hizo dar botes en el sofá, perdonadme, pero ya sabéis que me expreso mejor escribiendo, una de las razones por las que estoy ahora aquí de pie. 

Hablando de escribir, hace poco leí una frase que me encantó. Decía: “Si te emociona pensarlo, imagínate hacerlo”. Silvia y Antonio imaginaron su boda y hasta esta preciosa iglesia hemos llegado, hilando esa emoción hasta convertirla en una realidad tan hermosa como su historia de amor. Ellos han querido hacernos partícipes de ella y del que ya es y será uno de los días más felices de sus vidas. El siete de septiembre de 2013 ya no es un día cualquiera, ya es, a partir de ahora, una fecha imborrable en sus corazones. 

Una de las mayores alegrías para mi familia es saber que mi hermano ha encontrado, en el amor de su vida, a una bellísima persona que me abrió su corazón llamándome hermana, que desde el principio dió todo su cariño a su nueva familia, y que ha demostrado, en todo este tiempo, ser una gran amiga que siempre encuentra el modo de estar cerca cuando la necesitas.
Antonio y Silvia sellan hoy su amor en Montefrío para comenzar a vivir una etapa que, deseamos, siga siendo imperfecta y mágica, única e irrepetible, real y auténtica, como aquellas fotos que siempre deseas tener cerca y que hacen que  sonrías observándolas. Como el recuerdo que retienes en tu memoria con mucha fuerza, por miedo a que desaparezca. Así es esta pareja, simplemente excepcional.
Y como dice la canción… es el momento perfecto y el lugar correcto…y puedo oírlo en el viento, el futuro es vuestro.





martes, 20 de agosto de 2013

Alia


Estoy sentada a la sombra, en una gran esterilla que cubre el césped. Desde aquí veo la entrada a la mezquita que luce esplendorosa ante el verde jardín. A mi alrededor hay mucha gente. Unos llegan de Salobreña o Motril, otros de La Puebla de Don Fadrique, algunos de Granada… quién sabe de cuantos sitios más. El goteo es incesante y el día se antoja demasiado corto para una temprana despedida. 


Los árboles me abrigan mientras recuerdo su sonrisa. Para unos era la de Alia, para otros la de Conchi. Los sentimientos no miran religiones. Alia me hizo reír, ojalá hubiera sido en más ocasiones. Conchi mostró a muchos una lección de vida que ahora más que nunca hay que llegar a apreciar, a entender. Que todo es sencillo y bello, que nada debe corromperse ni forzarse. Que todo es alegría y ganas de comerse el mundo de la manera que cada uno pueda o quiera. Que hay que regalar cuanto tenemos a los demás sin esperar nada, porque ya con eso tenemos lo que nos hace felices. Que no hay que distinguir entre dioses ni oraciones, sino seguir a  nuestro corazón libremente.

Dicen que marchó al paraíso a la hora del magrib, la oración del ocaso. A la tierra volvió una mañana de verano, bajo las nubes y el cielo azul profundo que ahora es su reino. Continúa su camino en otro mundo, mucho más bello que éste, sin sufrimiento ni miedo. Dichosos aquellos que disfruten ahora de su risa sonora y generosa, contagiosa y sincera, de esas que calan y llegan lejos, que nunca mueren porque son eternas en el recuerdo de los que la quisieron.

Estoy sentada a la sombra, en una gran esterilla que cubre el césped. Una gran familia me acompaña y comenta: -Cuanto le gustaba a Conchi reunir a todos en casa.


jueves, 25 de julio de 2013

Me hago mayor, y me encanta

De pequeño no eres consciente de nada y te crees lo que te dicen algunos adultos. Te avisan de que hacerse mayor es un rollo, pero tú no haces caso. Quieres vivirlo todo y lo quieres ya, ipso facto. Pero no te das cuenta que cada etapa tiene su espacio y que la vida te va obsequiando con todo eso que ansiabas, pero a su debido momento. Cada experiencia tiene su lugar. Los años hacen que aprendas a apreciarlo todo, a darle su valor, su momento. Ser mayor no es un rollo, es un estado de ánimo que debes desarrollar.

Hay muchas cosas buenas que traen consigo los años. Una de las experiencias que me vuelve loca es la de ser tita. Mario me ha dado 14 meses de magia y se me han pasado volando. Es curioso, porque no me hace sentir mayor, sino especial. Sé que es importante, que abre una nueva responsabilidad y, sobre todo, que logra que me desprenda de todo lo mío para dárselo todo a él, esa personita que ha llegado para revolucionar a abuelos, tíos, primos… Me siento inundada de amor y ternura, y esa es la mejor terapia del mundo. Cada día aprende algo, un gesto, una palabra, y me gusta ser parte de eso.

Ayer tuve uno de los días más bonitos. Lo tuve en casa un día más pero no fue un día cualquiera. Lo bañé por primera vez en la piscina y corrí con él todo lo que quiso y más. Pero no estábamos solos ni mucho menos. Os presento a Greta la furgoneta y a Bob Esponja, los amiguitos que siempre acompañan a Mario cuando está en casa de sus abuelos Paqui y Enrique.


Tener a alguien así hace que la vida tenga sentido. Estamos de paso por ella, pero mientras damos esos primeros pasos, nuestra familia siempre está ahí sujetándonos la mano. Quiero que Mario viva la suya sabiendo que la mano de su tita siempre estará ahí. Que siempre estaré cerca.






jueves, 27 de junio de 2013

Carta a una hermana

Aún recuerdo tus piernecitas llenas de rosquillas dentro de tu bañera rosa, chapoteando en el agua de la piscina que te llenábamos siempre en la playa, y tus pies blanquitos probando el tacto de la arena. Esos grandes ojos que no querían perder detalle de todo y esa sonrisa que hacía iluminar una vida entera. Yo, con 8 años me quedaba mirándote embobada cómo inventabas tus primeros juegos, cogiendo tu pie y metiéndotelo en la boca, o lo bien que te lo pasabas en tu parque junto a tus juguetes, o en el tacatá dando tus primeros pasos.

Motril y Salobreña comenzaban a ser para nosotras nuestros dos grandes hogares, donde hemos pasado toda la vida. En el invierno, al calor de la chimenea junto a la que me enteré que ya llegabas al mundo, en aquella casa donde crecimos y cuyos sabores y olores aun guardamos con cariño en nuestra memoria. En verano, bajo la toldilla a rayas que papá preparaba desde bien temprano, para organizar cada domingo aquellas míticas barbacoas en familia. Cuando salíamos de la sombra, el cálido sol nos quemaba las plantas de los pies al menor descuido.  



Mientras nuestros hermanos alcanzaban la pubertad, nosotras íbamos poco a poco construyendo momentos de juego y risas. Por las noches, recuerdo que me encantaba leerte cuentos en la cama, en esa habitación que compartíamos. Mamá te compró una cama igual a la mía en cuanto ya fuiste grandecita para dormir sin el amparo de unos padres a los que adoramos. Y, así, durante años, compartimos armario y ropa, sueños y fantasías y, por supuesto una vida llena de detalles cómplices, un lenguaje que solo tú y yo conocemos.

Nos encantaban las barbies, pero aún más nos gustaba vestirlas y cambiarles de ropa. Los retales  de tela que ya a mamá no le servían, significaban un mundo para nosotras. Junto a su máquina de coser, ella nos iba guardando diferentes tejidos, algunos lisos, otros estampados. Los recogíamos y empezaba a volar nuestra imaginación, y así, íbamos confeccionando los vestidos, faldas y chaquetas de nuestras muñecas. Luego también nos dió por dibujar nuestros propios diseños en cuadernos. Más tarde, te regalaron “Diseña la moda”, ese juego que te permitía hacer montajes entre muñecas y piezas de ropa. Y es que siempre nos ha encantado la moda, y más teniendo una gran costurera en la familia.



Ya en nuestra nueva casa, nuestras camas se separaron, pero nuestras vidas continuaron yendo de la mano. Cada una puso su habitación a su gusto, cada una creó su propio espacio, su propia vida. Mientras tú traías a casa las batallitas de tus últimos años de instituto, yo ya combatía por una oportunidad en el mercado laboral. Y así, año tras año, nuestras vivencias, iban siendo compartidas. Cada día, sin darnos cuenta, tratamos de encajar siete años de diferencia en nuestras conversaciones, experiencias, consejos, proyectos, ideas y opiniones. 

Ahora, estoy disfrutando viendo cómo te conviertes en una mujer trabajadora y madura. No solo no has parado hasta estudiar lo que te gusta, sino que siempre intentas lograr algo más, nunca te conformas. 

Ahora, te escribo esto porque estás viviendo en unos tiempos complicados, en los que conseguir encauzar un camino, empezar un proyecto de vida o enfilar tu futuro hacia tus sueños, lleva consigo mucho trabajo, sacrificio y dedicación, y más ahora, y más sabiendo cómo eres tú, cómo somos, cuanto trabajo nos cuesta lograr una nota, alcanzar una deseo.
Te escribo esto porque no hay minuto del día en el que no me sienta orgullosa de ti.
Mi estrella guía.