martes, 19 de agosto de 2014

Reencuentro con la Puebla

Dicen que en agosto todo se paraliza, y para hacer ciertas cosas quizá sea cierto. Sin embargo, las zonas costeras se llenan de vida, las carreteras se llegan a colapsar sobre todo en fin de semana y hay pueblos del interior en los que la actividad es frenética, cuando lo habitual el resto del año es ver sus calles y sus bares vacíos. Y es que agosto es sinónimo de fiestas y de verbena, una de las mayores razones por las que los pueblos consiguen rescatar a todos los rezagados que huyeron a la ciudad o que se vieron obligados a emigrar por trabajo y demás circunstancias de la vida.

Donde Granada va perdiendo su nombre, se encuentra La puebla de Don Fadrique, un gran ejemplo de lo que digo y un pueblo que he tenido la gran suerte de conocer porque es el lugar de origen de mi chico, Ricardo. Desde aquí os escribo después de un paseo por los pequeños comercios que pueblan, y nunca mejor dicho, sus calles.



Ir a la barbería de toda la vida, visitar el colegio donde estudiaste cuando eras pequeño y recorrer aquellos lugares que siempre se echan de menos. Ricardo se lo está pasando como un enano y a mi me encanta verlo convivir con sus raíces y que siga alimentando todos sus recuerdos. 



El volver al pueblo te da la oportunidad de revivir experiencias y de convivir con viejos amigos y familia a la que no ves durante largos periodos de tiempo. Está claro que la distancia no la ponen los kilómetros y cuando se tienen vacaciones hay que buscar hueco también para sentir el apego de los tuyos. Estos son días de reencontrarse con los lugares que marcaron tu infancia y con las personas que forman parte de lo que eres. Y los que visitamos parajes por primera vez tambien vivimos de manera especial nuestro encuentro con la Puebla.



Lo que más me sorprendió fue la gran cantidad de actividades que organizan durante todo el año: ruta de la tapa, Jornada Micológica para recolectar los famosos níscalos de la zona, concursos, charlas, exposiciones, teatro, conciertos... impresiona ver el amplio calendario cultural y de ocio que tienen aquí y que además combina las tradiciones y costumbres más arraigadas y que hablan por sí solas de toda la esencia que envuelve estas tierras, que viven al abrigo de la imponente Sierra de la La Sagra.


Precisamente esto último ha ayudado a que el cordero segureño, con denominación de origen, sea uno de los productos estrella de la zona. Y es que en la Puebla de Don Fadrique tienen la suerte de poder presumir de unos parajes con gran riqueza cultural, gracias también a su situación geográfica ya que limita con Orce y Huéscar (Granada), con Nerpio (Albacete), con Moratalla y Caravaca de la Cruz (Murcia) y con Vélez Blanco Y María (Almería).

Uno de los tesoros que he encontrado en la Puebla es ese gran cielo estrellado que cada noche nos visita. Tumbarnos a disfruar las costelaciones es otro de los grandes placeres que tenemos aquí y que hace a este lugar provilegiado. Si te quedas lo suficiente bajo el techo brillante puedes ver estrellas fugaces y atisbos de la vía láctea, esa banda de luz que rodea el firmamento.

Lo cierto es que todos los sitios que visitamos tienen algo especial, agosto sólo debería paralizarse para contemplarlos y maravillarnos con todo lo que nos ofrecen estos parajes. Si tenéis la oportunidad de ir a pueblos que aún no conoceis o visitar a familiares y amigos en lugares en los que hace tiempo que no estáis, aprovechad para redescubrirlos y por ampliar territorios. No hace falta irse muy lejos para despertar los sentidos y respirar aires nuevos.