miércoles, 18 de marzo de 2020

Todo esto pasará y juntos lo conseguiremos


La creatividad no tiene límites y en este tiempo de aislamiento en casa se potencia. He vuelto a coger los rotuladores de colores después de tantos años. El cuerpo me pedía dibujar un arcoíris y pegarlo en la ventana para que mi vecina que vive enfrente sepa que el suyo ha servido de inspiración. Y que sí, que TODO SALDRÁ BIEN. 

 


En un vídeo, mi sobrino les dice a sus compis del cole que hay que quedarse en casa y les enseña el bizcocho que ha hecho con su tita Inma. A Pablo, que está a su lado, no le ha gustado el trozo que le ha tocado. Él quiere el que lleva chocolate. El instante de los dos rodeando el bizcocho ya le ha dado sentido al día. Y éste no ha hecho más que comenzar. Con el manjar aún humeante tras la pantalla, su tita Paqui es la que se derrite al verlos sonreír.



Seguro que ya has pensado qué será lo primero que harás cuando esto acabe. El escritor Albert Espinosa nos propone compartir nuestros deseos con el hashtag #loprimeroqueharé, en Twitter. Ésta y otras iniciativas me parecen maravillosas. Todo lo que se nos ocurra para que la actitud positiva no decaiga es bienvenido. ¿Qué plantearíais vosotros/as?


Este retiro nos puede servir para mucho. 


Las redes sociales son ventanas a otros mundos particulares. Aunque son buenas aliadas, cuidado con obsesionarse con el móvil. Aprovechemos la soledad para todo eso que nos rondaba y que ha vuelto a nuestra mente, disfrutemos de los que comparten con nosotros la cuarentena. 


Quiero que sepáis que veros a muchos en el trabajo, con vuestra mascarilla puesta y enviando un mensaje positivo nos llena de orgullo. Porque si algo tan básico como salir a comprar me ha parecido un viaje extraño, desolador y temeroso no me quiero ni imaginar por lo que estáis pasando. Trabajar bajo la presión que imponen las condiciones de higiene, con el bombardeo de noticias, de malos datos y de esperanzas encerradas en relojes de arena, debe tener todo el apoyo imaginable


Me acuerdo de todos vosotros cuando aplaudo. Comenzamos a salir a los balcones por los sanitarios y el reconocimiento se ha extendido a todas las facetas de la vida. 


Dar las gracias es algo que, cada día, debe hacerse viral.


Por supuesto hablo de los profesionales de la salud pero también a las que estáis en los almacenes envasando, a los albañiles que seguís en la calle, a las fuerzas de seguridad, periodistas, repartidores, barrenderos, personal de la limpieza, de supermercados, de tantos y diversos establecimientos abiertos para que al resto no nos falte de nada, a las pizzerías o floristerías que enviáis flores y comida a los hospitales, a los jóvenes que os ofrecisteis para cuidar a los más peques de las familias porque los padres y madres tienen que irse a trabajar, a los médicos que cada día nos avisáis de que esto va en serio, a los que estáis donando sangre, a los que cuidáis a esos enfermos recluidos en casa: “mi compi de piso es un amor” me comenta mi amiga Macarena desde Madrid. Ella ha sacado fuerzas para mandarnos audios estos días. “Ya no tengo fiebre. Ya no estoy tan agotada”. BENDITO “YA NO”. Te queremos amiga.

…Y así podría seguir 


Un café virtual con amigos, videollamadas con el móvil dividido en varias pantallas, un beso lanzado al aire, una conversación desde el teléfono fijo imaginándonos dónde estará la persona al otro lado, conciertos virtuales, libros que esperan ser abiertos en casa y otros tantos gratis en plataformas de Internet, visitas virtuales a museos, masiva visita a las cocinas para hacer postres y/bizcochos, deporte en el salón, inventos de mascarillas con servilletas o toallitas y gomas, manualidades y dibujos que componen el gran momento familiar. Balcones donde hacer amigos y teclas donde escribir esa historia que no quieres olvidar. Es el momento de hacer aquello que nos hace felices.


Y este post va también dedicado…

A los que se os ha marchado un familiar sin poder hacerle la despedida que hubieseis querido. Tenéis nuestro mayor abrazo.

A los que, solo por preocuparos por los demás estáis ya cambiando el mundo. Y ni sabéis todavía CUÁNTO.


A mis padres que son mi tinta, mi educación, mi motor.  Os echo de menos, preparaos para la visita masiva. PORQUE LLEGARÁ.


A mi marido, que hace que esta cuarentena esté repleta de instantes de felicidad.


TODO ESTO PASARÁ Y JUNTOS LO CONSEGUIREMOS