jueves, 25 de julio de 2013

Me hago mayor, y me encanta

De pequeño no eres consciente de nada y te crees lo que te dicen algunos adultos. Te avisan de que hacerse mayor es un rollo, pero tú no haces caso. Quieres vivirlo todo y lo quieres ya, ipso facto. Pero no te das cuenta que cada etapa tiene su espacio y que la vida te va obsequiando con todo eso que ansiabas, pero a su debido momento. Cada experiencia tiene su lugar. Los años hacen que aprendas a apreciarlo todo, a darle su valor, su momento. Ser mayor no es un rollo, es un estado de ánimo que debes desarrollar.

Hay muchas cosas buenas que traen consigo los años. Una de las experiencias que me vuelve loca es la de ser tita. Mario me ha dado 14 meses de magia y se me han pasado volando. Es curioso, porque no me hace sentir mayor, sino especial. Sé que es importante, que abre una nueva responsabilidad y, sobre todo, que logra que me desprenda de todo lo mío para dárselo todo a él, esa personita que ha llegado para revolucionar a abuelos, tíos, primos… Me siento inundada de amor y ternura, y esa es la mejor terapia del mundo. Cada día aprende algo, un gesto, una palabra, y me gusta ser parte de eso.

Ayer tuve uno de los días más bonitos. Lo tuve en casa un día más pero no fue un día cualquiera. Lo bañé por primera vez en la piscina y corrí con él todo lo que quiso y más. Pero no estábamos solos ni mucho menos. Os presento a Greta la furgoneta y a Bob Esponja, los amiguitos que siempre acompañan a Mario cuando está en casa de sus abuelos Paqui y Enrique.


Tener a alguien así hace que la vida tenga sentido. Estamos de paso por ella, pero mientras damos esos primeros pasos, nuestra familia siempre está ahí sujetándonos la mano. Quiero que Mario viva la suya sabiendo que la mano de su tita siempre estará ahí. Que siempre estaré cerca.