martes, 17 de marzo de 2020

Seremos un país que lo ha logrado


Miércoles 11 de marzo: 
Después de asumir que la amenaza del Coronavirus ha consumido los planes de nuestra vida cotidiana, la música me despeja el camino hasta el placer de cerrar los ojos para buscar la calma. Las letras que tarereo reconfortan, son cosquillas de esperanza. Los planes solo tardarán un poco más. Ahora es el momento de pensar en los seres queridos y tomar decisiones que mejoren el rumbo de los acontecimientos.


Jueves 12 de marzo: 

Continúa el efecto dominó de las cancelaciones de eventos mientras no puedo evitar sumergirme en un cóctel de pensamientos felices cuando el mensajero llega a la oficina con el regalo de cumple de mi hermana (que había pedido por internet) o cuando me acuerdo que pronto saldrá a la venta el nuevo libro de Máximo Huerta o que quiero hacer un bizcocho al llegar a casa y decorar la caja de madera de la estantería. Con la suma de los días me daré cuenta del valor de pensar en las cosas buenas. 

"Lo malo se vuelve bueno", que canta Rosana. Tarareo con la intuición desbordada por la situación que comenzamos a vivir y a la que intento combatir desde el positivismo. Hundir mis pies en la colchoneta de pilates y una ducha ayudan a pensar que todo saldrá bien. Que lo malo encontrará la manera de volverse bueno. La frase que a muchos nos rondaba, el "me quedo en casa" acabó siendo un hashtag viral que las autoridades utilizan para concienciarnos.




Lunes 16 de marzo: 
Los días están bañados de espesa incertidumbre y los que vendrán serán aún peor. El Real Decreto de Estado de Alarma nos ha pillado en casa sintiendo el peso de la responsabilidad y la solidaridad más que nunca sobre nuestros hombros como ciudadanos. 



Enfrente una niña ha pintado un arcoíris y lo ha pegado en el cristal de la corredera de su casa que está frente a la mía. Hoy he salido por primera vez a la calle a comprar pan y fruta. Reconozco que con tanta información iba asustada. Necesitaba volver a casa cuanto antes. En la soledad de las calles, me he sentido como Eduardo Noriega en aquella escena de la película Abre los ojos como si aquella avenida fuera la gran vía desierta y yo no supiera bien a dónde mirar.



Más tarde, y por tercera noche consecutiva, salimos los vecinos al balcón a aplaudir por todos aquellos profesionales que trabajan sin descanso contra el virus. Al terminar, la chica del bajo de mi edificio ha dicho que iba a dejar la ventana abierta mientras cantaba y tocaba el ukelele. Llevamos un tiempo escuchándola desde el salón cantar y tocar instrumentos y no sabíamos quién era. Hemos quedado en que, cuando acabe todo esto, nos tomaremos un café. Con las ganas que tenía de hacer amigas en el barrio ese instante ha sido como ver un faro en medio de la oscuridad.



Martes 17 de Marzo: 
Acostumbrados a contar con esa posibilidad de tocarnos, a poder dar besos y abrazos como algo normal, a ir con las manos desnudas por la vida, el rostro descubierto, el alma abierta a nuevas experiencias, ahora tenemos que hablarnos en la distancia y no salir de casa. Es difícil gestionar el miedo, la confusión, la espera, la impotencia de sentir que familiares sanitarios sufren y están tan expuestos. Pero superémonos y aprovechemos el tiempo juntos en casa. "El pánico baja nuestras defensas", me dice Silvia que es enfermera. Así que estar asustados no sirve de nada, sólo servirá para dejarnos aún más expuestos a este virus. 

Cuando todo vuelva a la normalidad seremos mucho más conscientes de la importancia del contacto, de las relaciones humanas y de la solidaridad, de la importancia de no ser egoístas, de tomarnos en serio las cosas cuando hay que hacerlo. Me ha gustado leer y ver vídeos donde nos motivan a que esta situación nos hará más fuertes y nos ayudará a estar más concienciados gracias a que "seremos un país que lo ha logrado".
Estemos a la altura de los que ahora mismo se están jugando la vida para salvarnos a todos. No bajemos la guardia, que el lema #mequedoencasa no pierda su poder con el paso del tiempo. Cambiemos la palabra miedo por precaución. Pensemos en los demás y cuidémonos. Ganémonos la libertad.