viernes, 8 de mayo de 2015

Cuando descubrí la generosidad




Sabemos que algo existe cuando lo experimentamos, siempre dudamos ante lo desconocido. Eso me ocurrió a mí con la generosidad, desde que me di cuenta que existía, tengo confianza en este mundo que, como dice la canción, no lo entiendo. Sí que existen las inventoras de la empatía, ésas personas que discretamente intentan estar en un segundo plano, a pesar de ser el pilar que une a todos los que la rodean. Darlo todo por una felicidad, por un bienestar, siendo tú el pico de la pirámide de su vida, qué mayor muestra de generosidad. Decídmela si la encontráis, aunque yo seguiré fascinándome cada minuto por ese poder ilimitado del más fuerte de los amores. 

Ellas permanecen a la sombra, vigilantes sin perder detalle, tanto que a veces nos molestan en nuestra espectacular vida acumulada de sinsabores. Qué importantes se vuelven los problemas cuando no tienes problemas. Cuánto desazón provoca el crecer y qué valioso es el oro de la madura mañana. Ellas se visten de luna y de sol para velar nuestros sueños y despertares, resulta que ellas pintaban así la luz en cada desayuno y llenaban de besos nuestra cama de sueños.

Muchas experiencias en la vida me han hecho dudar una y otra vez sobre la generosidad, hasta que atisbé la certeza que le dio sentido a todo. La vi trabajar día y noche en un vestido para que estuviera a tiempo para la fiesta. La vi feliz en mis logros y oportunidades, los hizo suyos como si fueran sus propios sueños los que se hacían realidad. Los momentos duros desaparecían cuando sacaba su pincel y ponía sobre la mesa el lienzo de las soluciones. La vi, simplemente, ofreciéndome todo lo que tenía sin cansarse nunca de dejarse a ella para verter en mí todo lo bueno que encontró a su alcance.  

Cuando alguien te lo da todo es fácil caer en la rutina del capricho sin miramientos ni atenciones a cuantos regalos te brinda. Pasa con ciertas amistades que se acostumbran a que siempre les des todo y cuando una vez no puedes parecen echártelo en cara, pero es que hay casos en que la memoria debería ser más inteligente. Con el tiempo se aprende que la generosidad no sólo puede volverse peligrosa por el cómo se utilice, también por el valor que le das cuando la recibes, pero, sobre todo por cómo te comportas con ella cuando falta. En casa, ese hogar seguro que puede estar en cualquier rincón de tu imperfecto mundo, la bondad del amor sincero y altruista aparece para mostrarte qué es verdaderamente la generosidad. 

No sé qué puede llevar a una persona a ser tan generosa, supongo que llega un momento en que tu propia vida deja de tener tanta importancia porque hay otra en tus manos que necesita todo de ti. Supongo que se trata de ser ese actor secundario que participa en la película para servir de apoyo al protagonista. Y, aunque se conforme con un lugar discreto desde donde desempeñar su papel a base de corazón y generosidad sin límites, su única recompensa de observar y sentir el bienestar de los que la rodean acaba delatándole. Y es que hay cosas que deslumbran si eres capaz de fijarte en ellas. 

La generosidad tiene el encanto de ser siempre la que destaca en todas las reuniones, porque sin ella no serían posibles los encuentros. Porque ella siempre es mi actriz principal, sin guiones ni adaptaciones, ella es todo lo que quiero ser para los míos del futuro. Gracias por demostrarme que la generosidad existe y que tiene tu nombre, mamá.