domingo, 3 de noviembre de 2013

Fábrica de decisiones

Como por desgracia nos pasa a muchos, yo le doy muchas vueltas a las cosas. Confieso que hay veces en las que no logro conciliar el sueño machacando pensamientos en mi cabeza. Lo que más odio es revivir cosas del pasado, es sufrir innecesariamente por acontecimientos que dolieron pero que ya pasaron. Lo que más adoro es saber a día de hoy que esas cosas, aunque siguen doliendo un poco, me han llevado por un camino que me está dando experiencias nuevas. Solo estoy segura de una cosa, las decisiones me hicieron madurar, y siguen siendo parte de quién soy y de qué quiero llegar a ser.

Solo sé que todas las decisiones que tomamos en la vida nos abren el camino a experiencias que, en otras circunstancias, no habríamos vivido. En respeto a ellas, no debes arrepentirte de haber escogido una u otra cosa porque lo que importa es el hoy, es el lugar en el que estás gracias a esas decisiones. Y, he estado pensando en que, en estos tiempos, si la crisis nos obliga a decidir, debemos hacer que esas decisiones merezcan la pena.

Hoy he visto la entrevista del programa Salvados, en la que el presentador, Jordi Évole, le preguntaba al periodista y escritor, Arturo Pérez-Reverte, por los políticos, el movimiento ciudadano y la época de crisis en la que vivimos. Me ha encantado una cosa que Reverte ha dicho:  “Si ha habido una ocasión para que el hombre sea mejor, paradójicamente la estamos teniendo ahora”. Él hablaba sobre todo de la importancia de educar a una generación en la austeridad, en la importancia de tener unas zapatillas nuevas, en el valor de un euro. En educar a los futuros políticos para que sean mejores el día de mañana. Todo eso me ha hecho reflexionar y pienso que estamos, por tanto, en el mejor momento para decidir ser mejores personas y para educar mejor a los nuestros.

Personalmente creo que a día de hoy, la crisis es la mayor fábrica de decisiones del mundo. Hay quien se arriesga a hacer cosas que jamás hubiera podido imaginar ser capaz de hacer. Otros intentan hacer realidad ese sueño o proyecto que había dejado aparcado por falta de tiempo. Los que dejaron sus estudios por desgana o falta de empuje en su momento, hoy vuelven a retomarlos con ilusión. Barrios enteros se vuelcan con sus vecinos ante una llamada de solidaridad, sin saber que, muchas de las personas a las que ayudan, decidirán ser mejores personas para devolver tanta generosidad. Quiero creer que los seres humanos elegirán ser mejores, y por lo tanto decidir nuestro futuro poco a poco escogiendo un camino que nos haga felices.

Yo tengo muchas cosas que agradecer a la crisis. Es cierto que, por su culpa, aun no puedo ser lo que quiero ser, pero también es verdad que gracias a ella estoy planteándome cosas que nunca me hubiera planteado y que he conocido a personas, estado en sitios y vivido momentos que de otra manera no hubieran existido en mi vida. Sobre todo y respeto a lo que la crisis me ha abocado, estoy aprendiendo a aprovechar las oportunidades que me brindan los malos tiempos. Y aprender es duro pero te ayuda a ver las cosas que antes desconocías.

Si otras cosas hubieran ocurrido y si nada hubiera cambiado, ahora mismo no sería lo que soy ni estaría haciendo lo que hago. Si no me hubiera equivocado, arriesgado, sufrido, llorado, concienciado...nunca hubiera empezado a descubrir quién soy en realidad ni hubiera aprendido de mis errores. 

Los malos tiempos traen cosas buenas al igual que las decisiones. Ya corre de nuestra cuenta ver la botella medio llena o medio vacía.