lunes, 26 de enero de 2015

Llaves que buscan ventanas a los sueños



Podría tirar la llave al mar, enterrarla en la arena de alguna cala olvidada o fundirla para que desapareciera para siempre, pero, si hiciera eso, estaría renunciando a las pocas cosas que tenemos y que nadie nos puede quitar, la ilusión. Y con ilusión comienza una nueva semana, intentando que no afecten las no tan buenas noticias y, como dice ese famoso lema, dando la vuelta a la tortilla.

La ilusión es la única capaz de abrir puertas, hacerte soñar con lo que hay detrás, volverte incapaz de rendirte al objetivo no conseguido, y, sobre todas las cosas, es la que busca incansablemente una ventana para asomarse a una nueva emoción. Quizá en eso estaba pensando aquel que dijo que cuando se cierra una puerta, se abre una ventana. Si la llave no es la ilusión, ¿de qué materia está hecha la esperanza?. 

Una de las cosas que he aprendido escribiendo en este blog, es que no deben existir más lunes sin sonrisas y, para no ser infiel a mis palabras, hoy no dejaré que nada me borre la mía. Ahora toca espiar tejados, bucear en océanos, merendar tardes de ordenador, desayunar páginas de imaginación, escribir brotes de sueños nuevos y desafiar de nuevo a las cerraduras que se resisten. Lo que haga falta para responder a una necesidad tan necesaria como respirar.

La tentación del abandono siempre está a la sombra de cualquier decepción. Siempre sería más cómodo, más fácil, menos doloroso no volver a intentarlo, pero ella no me deja. Después de cada portazo, siempre me llama y me pregunta cuál será la próxima ventana, y nunca sé que responderle. Después, el estómago se revuelve, la sangre se enciende y la noción de una certeza increíble vuelve a renacer. No sé como lo hace, pero mi ilusión nunca se rinde.




Es tan mágica que puede hacerte acariciar el cielo con sólo pensar en ella. Preciosa, enigmática, alentadora y triunfadora, la ilusión siempre desentierra el temor del fracaso, porque para ella éste es solo una oportunidad donde probar suerte. 

Y, los recuerdos de lo vivido hacen renacer con más fuerza las ganas de continuar. Por ejemplo, viendo esta fin de semana al cantante Juan Valderrama en televisión, me he acordado de la ilusión que me hizo el encargo de entrevistarlo (nunca había entrevistado a alguien famoso). Cosas como esa hacen que recuerde todo lo que he vivido trabajando como periodista y también que piense en positivo sobre todo lo que puede llegar en el futuro. Como dice esa magnífica canción de Jason Mraz, I won´t give up (No me daré por vencido).
El símbolo de mi ilusión es mi experiencia, mis ganas, lo que he sentido y quiero seguir sintiendo de esta profesión tan bonita. 

Que nunca falte ilusión en la vida, en todo lo que hagáis. Yo me he propuesto continuar con la mía como si fuera la estrella que siempre persigo en el firmamento de los deseos.



Un abrazo a todos :)