viernes, 31 de julio de 2015

Te quiero hasta la luna



Al son de mis grandes descubrimientos musicales, los elegantes George Ezra y Ed Sheeran y, sobre mis rodillas, historias humanas que leo en una revista, así pueden ser esos minutos de gloria de cosas sencillas. Sueños cumplidos gracias a la solidaridad o castings a la búsqueda de “una mirada, una luz, ese algo especial…”, esos artículos que me encanta leer. Y en estos días de cambios, últimos retales de ese trabajo de saludos incontestados, citas con el médico (nada grave), renovación de documentos y papeleos varios, pararse un ratito en algún lugar donde corra aire y relajarse al menos cinco minutos, te ayuda a poner cosas en su sitio. Pequeños placeres, instantes de paz. Y el verano te puede dar golpes en la espalda, yo los uso para guiar el día a día. 

El calor deja poco a la concentración, es difícil poner las ideas en claro, tomar decisiones importantes, todo está ralentizado, incluso este blog al que tanto amo y el que me sirve para plasmar mi pasión, mis sensaciones. Pero entonces logras alcanzar tierra o salir a flote. 

Bajo toldos, buceando en mares azules, sucumbiendo al cloro de piscinas, a pesar de que no me gustan tanto como la playa, y perdiéndome de vez en cuando por mi querida Costa Tropical, así paso este verano y esta ola de calor que me está dando más de una noche de desvelos. Pero entonces llegan las improvisaciones, esos planes que te llenan el alma de poesía de tan intensos, que se quedan en tu piel y te redescubren cosas que antes desconocías. Cuánto se puede aprender si escuchas a los demás y los dejas que te cuenten y que te abran su corazón o te relaten lo que les ronda la cabeza. 

Me rompo ante los instantes en los que recibo consejos incalculables como que “cuando aparezcas serás invencible”. Otras veces, alguien especial te manda un paisaje de un campo de lavanda y una chica leyendo porque al ver la imagen se ha acordado de ti, y qué decir de esos abrazos que recibes sin ninguna razón en particular. Cosas sencillas de personas que te quieren y salvan distancias demostrándotelo de corazón. 



Cada verano es distinto, éste viene marcado por un enriquecimiento no buscado pero que aflora en mí nuevas inquietudes. Interesantes saltos en el tiempo, recuperación del que quizá se había perdido, ponerse en la piel de otro, sencillamente saborear lo que te regala la vida en esos encuentros que surgen de manera natural.



El pasado miércoles, sin ir más lejos, la luna decidió llenarse en su plenitud, después de noches crecientes. Y rápido llamé a Mario, mi sobrino de tres años, a él le encanta la luna. En otra ocasión me hizo gracia escucharle decir, –Ya ha salido la luna, mamá. Ya hay que irse a casa.

Y allí nos quedamos mirándola desde la terraza. Ella nos saludaba, yo les recordé un cuento que me inventé un día para ellos. 

-Está brillando para saludaros y deciros que os echaba de menos

Y Quique, su hermano de año y medio, se tumbó en mis piernas y apoyó su cabeza en mi pecho. De frente a la luna, no sé cuánto tiempo pudimos estar así, muchas veces creo que aún estoy en ese mismo instante con ellos. Es lo que pasa con los momentos importantes, se convierten en recuerdos para siempre. 



¿Que por qué me gusta el verano? Porque es pura magia. Hoy la luna lucirá azul, hoy volveré a recordar ese momento en el que sentí una conexión especial con esos dos seres que tienen robado mi corazón. No sé cuántas veces y de cuantas formas te puedes enamorar de alguien, solo sé que ha ocurrido cuando con solo, repito, tres años, te dice –Tita te quiero hasta la luna. 

Mario le dice a su madre – Mamá te quiero hasta la luna, te quiero como un coche que se va. Y cuando te cuentan esas anécdotas te das cuenta de la grandeza de la vida, que hace que alguien tan pequeño pueda construir tales metáforas del amor.

Sí, el verano te sitúa en otra dimensión. Yo le dejo hacer a sus anchas y siempre me corresponde alimentando mis días de soles y lunas. “Las estrellas solo brillan en la oscuridad”, leí hace poco.
Con el tiempo aprendes que la luz solo pasa si la dejas entrar...


Hasta pronto :)