Verte. Hablarnos por primera vez. Pensar en ti. Querer verte. Estar
contigo. Conocerte. Quererte. Enamorarme. Echarte de menos. Amarte.
El camino hacia la certeza de
haber encontrado al amor de tu vida es uno de los más importantes,
emocionantes, hermosos y fascinantes de toda nuestra existencia. Es vivir
constantemente envuelta en una magia única, como la que transmite el horizonte
anaranjado de un atardecer, sabiendo que el sol que se oculta volverá al día
siguiente a llenar tus días de luz. Es esperar un beso. Es sentir cada abrazo
como si fuera el primero. Es agarrarse de la mano y que se pare el tiempo. Es
no saber si tienes los pies en la tierra, o si levitas en el espacio. Es el mar
en cualquier época del año. Es tu canción favorita en un concierto. Es esa
frase que lees en un libro. Es un piano en tu banda sonora preferida. El amor,
simplemente no se puede explicar.
Eres la persona que inspira muchos sentimientos de los que motivan
lo que escribo. Me faltabas tú. Y tú me llevaste al ser que soy ahora, el que
anhela siempre tu presencia, aun sintiéndote cerca en todo lo que hago. El amor
es la amistad en llamas, dicen. Y, ¿Qué es si no la pasión de un amor
verdadero?. ¿Qué es? si no es fuego esto que siento. Tú, mi compañero. Gracias
por todos los instantes, por los que nos quedan, por el universo que hemos
formado entorno a nosotros. Tú. Yo. La vida. Nuestra vida.
Quien sino hace que vea con otros
ojos a los gatos negros, quien me tranquiliza cuando las cosas se desencajan
por el camino, quien ordena los pasos, quien guía el cielo de mis aspiraciones,
la sed de convertirme en alguien mejor, de merecernos mutuamente simplemente
siendo como somos. Los días de viento se marchan en cuanto me miras y tu mirada
es el único destino que quiero contemplar durante el resto de mis días.
La montaña rusa de la vida, los
momentos difíciles, la angustia, preocupación… sólo tú disipas las dudas.
Amigo, no sé dónde estabas antes de estos tres años, solo sé que andábamos buscándonos
y que nos encontramos en el mejor momento para vivir nuestra historia. Para
empezar a escribirla sin que nos tiemble el pulso, sólo con el miedo inevitable que despiertan las emociones que nunca terminas
de creer que son ciertas, de tan maravillosas.
No esperaré ni un segundo,
un te
quiero nunca debería hacerse esperar.
Y yo te quiero con toda el alma.
Y
queriéndote, te espero donde todo empezó,
te espero aquí, en mi corazón.
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