Podría tirar la llave al mar, enterrarla en la arena de
alguna cala olvidada o fundirla para que desapareciera para siempre, pero, si
hiciera eso, estaría renunciando a las pocas cosas que tenemos y que nadie nos puede quitar,
la ilusión. Y con ilusión comienza una nueva semana, intentando que no afecten
las no tan buenas noticias y, como dice ese famoso lema, dando la vuelta a la
tortilla.
La ilusión es la única capaz de abrir puertas, hacerte soñar
con lo que hay detrás, volverte incapaz de rendirte al objetivo no conseguido,
y, sobre todas las cosas, es la que busca incansablemente una ventana para
asomarse a una nueva emoción. Quizá en eso estaba pensando aquel que dijo que
cuando se cierra una puerta, se abre una ventana. Si la llave no es la ilusión,
¿de qué materia está hecha la esperanza?.
Una de las cosas que he aprendido escribiendo en este blog,
es que no deben existir más lunes sin sonrisas y, para no ser infiel a mis
palabras, hoy no dejaré que nada me borre la mía. Ahora toca espiar tejados, bucear
en océanos, merendar tardes de ordenador, desayunar páginas de imaginación,
escribir brotes de sueños nuevos y desafiar de nuevo a las cerraduras que se resisten.
Lo que haga falta para responder a una necesidad tan necesaria como respirar.
La tentación del abandono siempre está a la sombra de
cualquier decepción. Siempre sería más cómodo, más fácil, menos doloroso no
volver a intentarlo, pero ella no me deja. Después de cada portazo, siempre me
llama y me pregunta cuál será la próxima ventana, y nunca sé que responderle.
Después, el estómago se revuelve, la sangre se enciende y la noción de una
certeza increíble vuelve a renacer. No sé como lo hace, pero mi ilusión nunca
se rinde.
Es tan mágica que puede hacerte
acariciar el cielo con sólo pensar en ella. Preciosa, enigmática, alentadora y
triunfadora, la ilusión siempre desentierra el temor del fracaso, porque para
ella éste es solo una oportunidad donde probar suerte.
Y, los recuerdos de lo vivido hacen renacer con más fuerza las ganas de continuar. Por ejemplo, viendo esta fin de semana al
cantante Juan Valderrama en televisión, me he acordado de la ilusión que me
hizo el encargo de entrevistarlo (nunca había entrevistado a alguien famoso). Cosas como esa hacen que recuerde todo lo que he vivido trabajando como periodista y también que piense en positivo
sobre todo lo que puede llegar en el futuro. Como dice esa magnífica canción de Jason Mraz, I won´t give up (No me daré por vencido).
El símbolo de mi ilusión es mi
experiencia, mis ganas, lo que he sentido y quiero seguir sintiendo de esta
profesión tan bonita.
Que nunca falte ilusión en la vida, en todo lo que
hagáis. Yo me he propuesto continuar con la mía como si fuera la estrella que
siempre persigo en el firmamento de los deseos.
Un abrazo a todos :)