domingo, 8 de marzo de 2015

María se escribe con M de mujer

Hay personas que dedican mucho tiempo de su vida a hacer felices a los demás. Simplemente les sale de manera natural, les sale del corazón. Y todo ese tiempo invertido tiene la máxima recompensa, que es la de ver que todo ha salido bien y que los que están a su alrededor disfrutan. Se conforman con eso, con algo pequeño pero que se hace inmenso.

Una de las cosas que hace grande a una ciudad es rendir homenaje a las personas que llevan años haciendo de la solidaridad algo normal en sus vidas. Y con la llegada de Marzo, acude al calendario una cita muy especial en Motril, la Gala que celebra el Día de la Mujer. Este año Mari Carmen y Mari Ángeles han recibido ese merecido premio, por tantas y tantas sonrisas despertadas encima y enfrente de un escenario.

Cabezas visibles de la Academia de baile Las Angustias, el barrio que las vio nacer como profesoras de baile y la calle donde viven y donde hacen disfrutar a tantas personas, ambas saben bien cuál es el valor de todo lo que hacen. Cada vez que suena el último tacón en la madera y ven, desde la sombra, a la bailarina mirar al infinito con seguridad. Ese es para ellas su gran momento, ver en otros la pasión que les ha movido a ellas durante tantos años.

Mari Carmen y Mari Ángeles, Mari Ángeles y Mari Carmen. Ellas llevan el arte en las venas y lo transmiten a cuantos están a su alrededor. Llevan más de dos décadas bailando, participando en eventos solidarios, actuando para causas que merecen atención ciudadana y sacando una sonrisa al día a día de mujeres que, volcadas en la familia, encuentran en una clase de baile amistad y melodías que pintan cada día sus vidas de sonrisas. La noche del gran homenaje, el pasado viernes, teníamos que estar allí para darles gracias por tantos momentos Así que…

GRACIAS PROFES por:

Trabajar para que los demás disfruten, aprendan y se apasionen.
Bailar y hacer que los alumnos bailen, y que lo hagan lo mejor que puedan.
Sacar lo mejor de la persona que tenéis cerca


Qué más puedo decir cuando ellas hacen que mi madre llegue radiante a casa, con los poros aún exultantes del taconeo y las risas. Cuando fueron ellas las que me enseñaron a bailar sevillanas cuando era pequeña. Ellas han protagonizado, entre bambalinas, los momentos más felices de tantos chicos y chicas que encuentran en el baile una pasión difícil de contener. Sin edad ni complejos, el baile brilla cuando ellas están cerca porque parece respirar todo el corazón que ponen en cada enseñanza.

Ellas transmiten el baile con el corazón, y ese tipo de coraje y de lucha, de no abandonar a pesar de los altibajos de la vida, de brindar siempre actitud y aptitud sobre el escenario y debajo de él y de ser tan generosas con sus alumnos y vecinos, todo eso desprende tanta solidaridad que inunda el espacio que pisáis.

 Sé que no necesitabais ninguna medalla. Sé que no os gusta contar los años que lleváis en esto. Sé que pensáis que no se os da bien hablar en público y sé que sois tímidas en muchos aspectos. Pero las mujeres a las que les dais clase pisan fuerte y se sienten hermosas con el aire de un abanico, con el careo de una sevillana, al son de una rumba y sobre los tacones y el traje perfecto para sentirse más fuertes y plenas. Sois la luz en muchas vidas. Sois grandes.


Enhorabuena por ese Premio de la Mujer 2015