miércoles, 26 de marzo de 2014

Ser periodista




Como diría Gabriel García Márquez, "el periodismo es la mejor profesión del mundo", la más bonita. Siempre he tenido claro lo que quería ser. Pero cuando estudiaba periodismo, jamás imaginé que, con “casi” 30 años, me encontraría trabajando en un almacén de manipulado de alimentos para poder cotizar y ganar un sueldo. Y muy afortunada que me siento por tener trabajo, pero sin bajar la guardia, y dejar de luchar por una oportunidad laboral en el mundo de la comunicación. Aunque a veces pueda el desánimo.

Lo que me empuja a continuar en su búsqueda es eso indescriptible que tienes marcado a fuego dentro de ti. Los nervios de ir por la calle con el micrófono en la mano, y tu compañero con la cámara en el hombro, en busca de testimonios o gente que conteste a tus preguntas. Esa subida de adrenalina que sientes al dar la entrada a un programa y que a continuación suba la música. El estar desayunando en una cafetería y ver que alguien está leyendo lo que tu escribiste el día anterior en la redacción. No mirar el reloj para ver cuanto tiempo queda para irte a casa, porque simplemente te olvidas de la hora, a no ser que tengas alguna cita o rueda de prensa. Hablarle al público a través del televisor o de las ondas de la radio, y que encuentren interesante o importante lo que dices. Y si ya consigues buen efecto en el público y encima éste te lo agradece diciéndote lo bien que lo haces o lo mucho que le ha gustado el programa, esa es la mejor recompensa.


Acerca de la realización personal que se siente cuando uno puede trabajar en lo que le gusta y acerca de los miedos a no conseguirlo. De todo eso habla el corto ´El Periodista y el Camarero´. Nacho es periodista pero trabaja en un bar hasta 12 horas diarias, 6 días en semana. El protagonista dice “Quiero ser uno de los que aguantan” pero, “no quiero verme en unos años resignado, sintiendo que he perdido parte de mi juventud y que no he sido capaz de hacer nada de lo que esperaba de mí mismo”. En una entrevista, el actor y director del corto, explicaron que la idea que querían transmitir era la de la realización personal y el cómo el ser humano puede llegar a verse alienado por una situación. El miedo a aceptar que esa es su realidad y a olvidar, con el tiempo, lo que realmente desea. Y sé, por experiencia, que cuesta mucho esfuerzo luchar contra eso. Y me pregunto, ¿deberíamos conformarnos con un trabajo que no nos gusta simplemente por un sueldo, por una supervivencia en el mercado laboral?. La cruda realidad es que sí, pero la vocación hace que continúes luchando por tus sueños.

Os dejo el corto aquí por si queréis verlo:




El corto también abre los ojos a una realidad dura, que incluso da miedo. El hecho de que muchos medios no requieran una cualificación para trabajar en ellos, el que se muevan por otros intereses que no son precisamente periodísticos, el que solo haya trabajo de colaboración o como becario, porque han despedido a personal y necesitan llenar el medio de contenidos, y así, una larga lista de circunstancias que influyen en el mal estado en el que se encuentra la profesión. 

En el último año, 4.800 periodistas perdieron su trabajo en nuestro país, según la Federación de Asociaciones de Periodistas en España (FAPE). Sin embargo, hay datos positivos. Cada año crece el número de periódicos digitales, muchos profesionales encuentran trabajo en otros países, sobre todo el Latinoamérica, muchos se animan a crear su propio blog, a trabajar por su cuenta y ser sus propios jefes.  Y es que, actualmente, hay mucha gente que sigue apostando por la profesión y que sigue sacando lo positivo, sobre todo a raíz del auge del uso de Internet y la aparición y proliferación de las redes sociales y medios de comunicación a través de la red.








El 2012 fue, según los expertos, el año negro de la prensa. La que era, en aquel momento, presidenta de la FAPE, Elsa González, aseguraba que existía un desajuste entre la Universidad (porque aumentó el número de matriculados en las facultades de periodismo) y el mercado laboral, que se encontraba, y se encuentra, en una situación de crisis. Ese desajuste lo explica la vocación porque, a pesar de que las cosas van mal, la gente sigue estudiando Periodismo.

Los datos sobre la salud de la profesión son preocupantes, sí, pero ante eso, el periodista, alimentado por esa vocación, intenta reinventarse buscando siempre una salida a esa necesidad de comunicar. Después de la crisis de identidad, generada por la situación de estar en paro y viendo el panorama tan desastroso en cuanto a empleo, llegan las ideas para dar respuesta a esa vocación.

Paulo Coelho dice que "la posibilidad de que se cumplan los sueños es lo que hace que la vida sea interesante". Debemos creer en esa posibilidad. Yo no cambio los años que he trabajado como periodista por nada del mundo, porque han sido los más felices de mi vida profesional y son los que cada día me hacen levantarme diciendo: algún día volveré a saborear esas sensaciones, ese subidón que supone dar la noticia, contar historias a la gente, hacer protagonista a la calle de lo que ocurre en su barrio, en su ciudad. O por lo menos no me quedaré con el agrio malestar que deja aquello que no has intentado y de lo que luego te arrepientes.

Creo que el periodismo tiene futuro, si no lo creyera nada tendría sentido.