“Creo
que tenemos claro con quién queremos pasar el resto de nuestra vida”. Con estas
palabras, Juanfry, dió la vuelta a lo que, parecía, iba a ser solo una comida
familiar. Dijo esa frase, sacó un anillo, se arrodilló, y, en un instante,
transformó un día lleno de sueños en uno dispuesto a hacer historia.
El
amor es un viaje en el tiempo y sobrevive a todo lo imaginable. En todos sus
sentidos, está presente en cada acontecimiento de nuestra vida. Es ése que ha
conseguido unirnos a todos nosotros en el mismo lugar y en este mismo instante.
Porque os queremos, porque os queréis: El
amor siempre tendrá toda la vida por delante.
Ante
todo, os damos las gracias, María y Juanfry, por mirarnos así, por estar
siempre dispuestos a ayudar, a aconsejar, a compartir. En vuestros ojos nos
sentimos a salvo porque en ellos hay verdad. Sólo con fijar vuestra mirada en
las nuestras, sentimos la certeza de la autenticidad, la lealtad y la
sinceridad.
[Y no quisiéramos estar hoy (9 de noviembre de 2019) en ninguna otra parte, salvo aquí, a vuestro lado]
Recuerdo
perfectamente la primera vez que vi a Juanfry. Había venido a casa, con más
amigos, creo recordar que era el cumple de mi hermana. No sé por qué me fijé en
él. Son de esas personas cuya cara retienes en la memoria, sin más. Nunca sabes
por qué un rostro, de repente, te es familiar sin haberlo visto antes. Creo que
él después ha contado que en aquel momento ya estaba enamorado de María.
Habéis
crecido juntos, pasando por muchas etapas diversas, desde el instituto hasta
vuestro actual trabajo, el que amáis profundamente por llevaros por ese camino
de aprendizaje y vocación. Hoy celebramos un viaje por más de una década de
recuerdos.
Recuerdo,
como si estuviera ahora dentro de él, el dormitorio que mi hermana y yo compartíamos,
con nuestras camas iguales, blancas con bolas doradas, sus colchas de flores
azules hechas por mamá. Nuestro enorme armario de espejos y tu gran osa rosa de
peluche sobre la mecedora de la abuelita María. Cuántas horas viendo juntas
nuestras películas favoritas en el sofá de casa, románticas empedernidas, con
lágrimas inconfesables mezcladas con risas vergonzosas, que se daban después las
“buenas noches” a altas horas de la madrugada.
Mi
hermana es mi Meryl Streep en los Puentes de Madison, mi Keira Knightley
en Orgullo y Prejuicio, mi Kate Winslet en Vacaciones, mi Jennifer
Grey en Dirty Dancing. Todas ellas, heroínas de su propia batalla
interior. Creo que siempre, mientras veíamos esas pelis, ambas pensábamos “mi
hermana se merece también vivir una gran historia”, y no sólo a nivel
romántico.
Lo
que más me gusta y lo que más valoro es olvidar tantas veces que soy la mayor porque
ella me enseñe tanto.
Ella
me hace crecer más que los años.
Con
el mando a distancia bien lejos, para no darle a ningún botón sin querer y
perdernos esta bonita historia, disfrutaremos bien la boda de vuestros sueños,
la que supera cualquier ficción. Nuestra particular enfermera en apuros
encontró a su príncipe, eso sí… con bata blanca. Él es su príncipe azul no sólo
por el color de sus ojos sino por el color de su alma cuando el agua del mar es
tan cristalina que ves claramente la arena del fondo.
Así
sois, transparentes.
A
pesar de vuestra juventud, sois desde hace mucho tiempo un ejemplo a seguir,
incluso para los que tenemos algunos años más. Perseverantes, trabajadores,
luchadores, familiares y amigos fieles, generosos y valientes… Aunque la
humildad siempre vaya con vosotros y creáis que no hay razón para tanto
alboroto, no podemos evitar deciros que llenáis de orgullo a vuestras familias.
Habéis
inundado de bondad esta ermita nada más entrar por la puerta y dudo mucho que los
invitados a este cuento de hadas salgamos de aquí igual que entramos.
Algo
cambia dentro de nosotros cuando se vive un día como el de hoy, como cuando
entramos en la sala de cine a ver esa película que tanto tiempo llevábamos
esperando y luego nos quedamos sentados un rato más, viendo salir los créditos
y escuchando la banda sonora que, en ese momento, nos parece la melodía más
bonita que hayamos oído nunca. Y en cierta manera esta boda no acabará al final
del día porque estará siempre entre los mejores momentos de vuestra vida.
Seguid
con esas ganas de vivir porque se contagian y sobre todo nos curan. Felicidades
por vuestro aniversario de novios que celebráis también, y por vuestro enlace.
Para
terminar, podría decir “Vivan los novios” pero mejor os digo que… “viváis
felices por siempre jamás”.
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